...hubo una vez
en que alguien intentó
ser yo,
pero nadie lo consiguió..
jueves, 26 de agosto de 2010
lunes, 16 de agosto de 2010
lunes, 21 de junio de 2010
Piel naranja
EXT.PARQUE.MEDIODÍA.
VÍCTOR(63) y SILVESTRE(40) caminan por el parque, en silencio. VÍCTOR anda decidido con solemnidad, SILVESTRE le sigue, algo desconcertado. Llegan a una especie de plazoleta escondida entre unos árboles. SILVESTRE se queda estupefacto ante tal lugar: un banco de madera roído, un árbol esquelético, una fuente seca y decrépita. VÍCTOR contempla el lugar con nostalgia. Sonríe. Se acerca al banco y se sienta. SILVESTRE se queda quieto, de pie, sin saber qué decir.
VÍCTOR
(acariciando el banco cerrando los ojos)
Aquí empezó todo. El sueño. Flores en el pelo. Risas. Y ese olor. A piel de naranja. La acaricié. Qué piel. Para ser amada. Y ella no paraba de hablar y de moverse de un lugar a otro. Y yo estaba colapsado. Sudaba y tenía una risa nerviosa terrible. Me sentía tan al borde del descontrol, que no sabía si quería estar aquí, o salir corriendo.
VÍCTOR abre los ojos. SILVESTRE le mira incómodo.
VÍCTOR
(a SILVESTRE)
¿Has tenido alguna vez la sensación de que ... cómo si... se hubiera parado el tiempo?
SILVESTRE
(pensativo)
Bueno, sí, no, quizá...
SILVESTRE no sabe qué contestar, todavía le sorprende la apertura de VÍCTOR. VÍCTOR no espera respuesta. Se levanta y se sube al banco con dificultad. SILVESTRE se queda asombrado y corre hacia él, asustado. VÍCTOR fuera de sí, hace como si intentara coger algo del árbol casi muerto que hay al lado del banco.
SILVESTRE
¡Víctor!.. baje de ahí, por favor...
VÍCTOR empieza un discurso donde describe con detalle y precisión como si se tratara de reconstruir los hechos de un asesinato, pero con una emoción y vitalidad desbordante. Se mueve de un sitio a otro para interpretar totalmente la escena.
VÍCTOR
(encima del banco)
Dijo. Tengo hambre. Se subió, aquí. Sí aquí, justo en el borde. Y gritó. Hasta las estrellas. Y yo no pude evitar mirarle las bragas. Sí. La bragas (se ríe). Qué piernas. Y pum. Se cayó. Al suelo. Se enfadó. Mierda. ¿Te ayudo? Pero me entró la risa. Déjame. Puedo sola. Y a la fuente. Moviendo la cadera. Derecha, izquierda. Y yo ya estaba loco perdido. Se lavaba el vestido. Y empezó a tararear con rabia. Me acerqué para ayudarla. Imbécil. Y me tiró agua en toda la cara. ¿Qué? Cogí agua y se la tiré por encima. La mojé entera. Nos quedamos callados. Fue nada, un segundo. Y nos besamos. Así, rápido, sin pensar. Y seguimos jugando con el agua, riéndonos, como si nada hubiera pasado.
SILVESTRE ha ido siguiendo el discurso de VÍCTOR con emoción. VÍCTOR que se ha metido totalmente en sus recuerdos, vuelve en sí. Aprieta el botón de la fuente. Hace un ruido extraño, y no sale agua. VÍCTOR vuelve a intentarlo. No hay manera. VÍCTOR empieza a darle golpes a la fuente. SILVESTRE intenta retenerlo. VÍCTOR se le quita de encima. Pega una patada a la fuente. Y se sienta en el banco, lentamente, serio.
SILVESTRE
(acercándose)
¿Está bien?
VÍCTOR
(cabizbajo)
Con el tiempo, todo se oxida. Se seca. Se marchita. Se muere. Somos tan efímeros. Un sueño. Caduca. Somos de hoja caduca. EL sueño...se acabó. (al final se queda casi sin voz y empieza a llorar en silencio, desesperado)
SILVESTRE no sabe qué decir. Se sienta en el banco. Intenta acercarse a él.
VÍCTOR
(levantado la cabeza de golpe, saca un papel de la chaqueta)
Se acabó. Lo he decidido. Ya no puedo más. Nada vuelve, Silvestre, nada vuelve.
VÍCTOR mira por última vez el lugar.
VÍCTOR
(con ironía)
Bueno, tendrás algo que celebrar, un cliente más. ¿Una copa?
SILVESTRE
No, gracias. Me quedaré aquí. Un rato.
VÍCTOR se va. SILVESTRE se queda un rato pensativo. Intenta revivir la escena de amor entre Víctor y Victoria: toca la madera, cierra los ojos. Se imagina la caída. La guerra de agua. Se emociona. Se entristece. Mira el papel del divorcio con la firma de Víctor con lástima. Suspira. Coge el papel con fuerza. Y se va.
VÍCTOR(63) y SILVESTRE(40) caminan por el parque, en silencio. VÍCTOR anda decidido con solemnidad, SILVESTRE le sigue, algo desconcertado. Llegan a una especie de plazoleta escondida entre unos árboles. SILVESTRE se queda estupefacto ante tal lugar: un banco de madera roído, un árbol esquelético, una fuente seca y decrépita. VÍCTOR contempla el lugar con nostalgia. Sonríe. Se acerca al banco y se sienta. SILVESTRE se queda quieto, de pie, sin saber qué decir.
VÍCTOR
(acariciando el banco cerrando los ojos)
Aquí empezó todo. El sueño. Flores en el pelo. Risas. Y ese olor. A piel de naranja. La acaricié. Qué piel. Para ser amada. Y ella no paraba de hablar y de moverse de un lugar a otro. Y yo estaba colapsado. Sudaba y tenía una risa nerviosa terrible. Me sentía tan al borde del descontrol, que no sabía si quería estar aquí, o salir corriendo.
VÍCTOR abre los ojos. SILVESTRE le mira incómodo.
VÍCTOR
(a SILVESTRE)
¿Has tenido alguna vez la sensación de que ... cómo si... se hubiera parado el tiempo?
SILVESTRE
(pensativo)
Bueno, sí, no, quizá...
SILVESTRE no sabe qué contestar, todavía le sorprende la apertura de VÍCTOR. VÍCTOR no espera respuesta. Se levanta y se sube al banco con dificultad. SILVESTRE se queda asombrado y corre hacia él, asustado. VÍCTOR fuera de sí, hace como si intentara coger algo del árbol casi muerto que hay al lado del banco.
SILVESTRE
¡Víctor!.. baje de ahí, por favor...
VÍCTOR empieza un discurso donde describe con detalle y precisión como si se tratara de reconstruir los hechos de un asesinato, pero con una emoción y vitalidad desbordante. Se mueve de un sitio a otro para interpretar totalmente la escena.
VÍCTOR
(encima del banco)
Dijo. Tengo hambre. Se subió, aquí. Sí aquí, justo en el borde. Y gritó. Hasta las estrellas. Y yo no pude evitar mirarle las bragas. Sí. La bragas (se ríe). Qué piernas. Y pum. Se cayó. Al suelo. Se enfadó. Mierda. ¿Te ayudo? Pero me entró la risa. Déjame. Puedo sola. Y a la fuente. Moviendo la cadera. Derecha, izquierda. Y yo ya estaba loco perdido. Se lavaba el vestido. Y empezó a tararear con rabia. Me acerqué para ayudarla. Imbécil. Y me tiró agua en toda la cara. ¿Qué? Cogí agua y se la tiré por encima. La mojé entera. Nos quedamos callados. Fue nada, un segundo. Y nos besamos. Así, rápido, sin pensar. Y seguimos jugando con el agua, riéndonos, como si nada hubiera pasado.
SILVESTRE ha ido siguiendo el discurso de VÍCTOR con emoción. VÍCTOR que se ha metido totalmente en sus recuerdos, vuelve en sí. Aprieta el botón de la fuente. Hace un ruido extraño, y no sale agua. VÍCTOR vuelve a intentarlo. No hay manera. VÍCTOR empieza a darle golpes a la fuente. SILVESTRE intenta retenerlo. VÍCTOR se le quita de encima. Pega una patada a la fuente. Y se sienta en el banco, lentamente, serio.
SILVESTRE
(acercándose)
¿Está bien?
VÍCTOR
(cabizbajo)
Con el tiempo, todo se oxida. Se seca. Se marchita. Se muere. Somos tan efímeros. Un sueño. Caduca. Somos de hoja caduca. EL sueño...se acabó. (al final se queda casi sin voz y empieza a llorar en silencio, desesperado)
SILVESTRE no sabe qué decir. Se sienta en el banco. Intenta acercarse a él.
VÍCTOR
(levantado la cabeza de golpe, saca un papel de la chaqueta)
Se acabó. Lo he decidido. Ya no puedo más. Nada vuelve, Silvestre, nada vuelve.
VÍCTOR mira por última vez el lugar.
VÍCTOR
(con ironía)
Bueno, tendrás algo que celebrar, un cliente más. ¿Una copa?
SILVESTRE
No, gracias. Me quedaré aquí. Un rato.
VÍCTOR se va. SILVESTRE se queda un rato pensativo. Intenta revivir la escena de amor entre Víctor y Victoria: toca la madera, cierra los ojos. Se imagina la caída. La guerra de agua. Se emociona. Se entristece. Mira el papel del divorcio con la firma de Víctor con lástima. Suspira. Coge el papel con fuerza. Y se va.
viernes, 18 de junio de 2010
Proyecciones absurdas
Por no interesarme,
no me intereso ni hasta yo.
Por no dolerme,
no me dueles ni hasta tu.
Por no creerte,
no me creo ni hasta yo.
Por no quererlo todo,
no tengo ni una pizca de nada.
no me intereso ni hasta yo.
Por no dolerme,
no me dueles ni hasta tu.
Por no creerte,
no me creo ni hasta yo.
Por no quererlo todo,
no tengo ni una pizca de nada.
lunes, 24 de mayo de 2010
Corazón tueco
Lanzaste una moneda en mi pozo vacío,
y centelleó en la opacidad,
tan sólo un instante,
sólo un instante,
un instante,
...tante,
...ante,
...eee.
jueves, 20 de mayo de 2010
Tic tac
Los niños perdidos ya no quieren jugar conmigo.
Tic tac.
Hacen un corro.
Tic tac.
Me dejan fuera.
Tic tac.
Cacarean.
Tic tac.
Me lanzan la pelota a la cara.
Tic tac.
Yo no quiero ser pirata.
¿Garfio?
Esta garra de hierro no es mía.
Tic tac.
¿Campanilla?.
TIC TAC.
¿Cam...pa..ni..lla?
¿TIC TAC eso TIC TAC es TIC TAC un TIC TAC cocodrilo?
Tic tac.
Hacen un corro.
Tic tac.
Me dejan fuera.
Tic tac.
Cacarean.
Tic tac.
Me lanzan la pelota a la cara.
Tic tac.
Yo no quiero ser pirata.
¿Garfio?
Esta garra de hierro no es mía.
Tic tac.
¿Campanilla?.
TIC TAC.
¿Cam...pa..ni..lla?
¿TIC TAC eso TIC TAC es TIC TAC un TIC TAC cocodrilo?
viernes, 14 de mayo de 2010
Mi amor se pierde en el camino
Érase una vez, una niña sola, muy sola que todavía creía que un día su vida se convertiría en un cuento de hadas pero lo que no sabía la niña es que su vida es algo más crudo… más oscuro… más descarnado… más desolado. Su vida es un naufragio en el que nadie, absolutamente nadie, irá a rescatarla .Y que sus sueños van quebrándose uno a uno, para dar luz a su propia realidad: oscuridad, soledad y tristeza. Pobre niña, condenada a mantener la ilusión de un sueño que está a punto de apagarse y detrás… ¿qué queda?….se preguntará la niña… detrás del tul… mi niña… no… hay… nada. Sólo sed. Sed de lágrimas.
Mira niña, mira: tu vida es en blanco y negro y te has quedado sin pintura. Naufragando en tu mar de lágrimas, cada vez más salado, cada vez más sedienta. Y sigues siendo tan bella, que nadie diría que tu pelo, ahora son algas podridas, que tus ojos son piedras grises, que tus labios son dos esponjas resecas y que tu corazón es un esqueleto consumido. Mira, niña, cómo te arrastras como un fantasma por las profundidades de tu alma. Mírate al andar, pareces danzar. Danzar tu propia muerte. La muerte de tus ilusiones.
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PEQUEÑAS ENTELEQUIAS
domingo, 9 de mayo de 2010
Violetas en el cuello
Música clásica muy alta.
Él: Hola.
Ella: Hola.
Silencio.
Ella: ¿Te molesta la música?
Él: Sí.
Él : No, no. De hecho me encanta. Me vuelve loco.
Silencio.
Ella: ¿Perdón?
Él: (tímido) Sí, loco. Porque me entran una ganas locas de venir aquí corriendo, romper la puerta de una patada, ir a tu lado, y abrazarte fuerte, y bailar, y hacer el amor, bailando… para siempre.
Ella: ¿Perdón? Un momento.
Va a parar la música.
Se para la música.Ella: Perdona, ¿qué decías?
Él: Pero luego, nada. Las palabras no me salen.
Silencio.
Portazo.
Vuelve a sonar la música.
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PEQUEÑAS ENTELEQUIAS
lunes, 3 de mayo de 2010
INT. ANDÉN ESTACIÓN TREN. TARDE.
ISABEL (33) está sentada en un banco de un andén de la estación. Está nerviosa, tiene una carta entre las manos. La abre, la lee, inquieta, mirando una y otra vez el reloj y las vías del tren. Llega un tren. Guarda rápidamente la carta en el bolso. ISABEL mira detenidamente la gente que desciende del tren, como si buscara a alguien. Cuando la multitud de gente se va dispersando, se encuentra con JUAN (33). JUAN está quieto, en el final del andén. Se miran unos segundos en silencio. JUAN sonríe. ISABEL baja la mirada. JUAN se acerca donde está ISABEL y se sienta a su lado. Mantienen unos segundos sin mirarse, en silencio. JUAN saca un paquete de galletas de chocolate. Lo abre.
JUAN
(buscando la complicidad de ISABEL)
¿Quieres?
ISABEL se gira, mira el paquete de galletas. Sonríe.
ISABEL
(haciendo memoria, siguiéndole el juego)
Sí, quiero.
ISABEL coge una galleta y la tira al suelo simulando torpeza. Se miran.
ISABEL Y JUAN
(a la vez)
Uno, dos y tres.
Se agachan a la vez para coger la galleta pero se dan un golpe en la cabeza. JUAN se ríe. ISABEL se pone seria y se reincorpora. Pasa una pareja y pisa la galleta. JUAN empieza a mover las piernas con nerviosismo. Silencio. ISABEL empieza a morderse las uñas. JUAN mira a ISABEL, al ver lo que está haciendo, le retira la mano de la boca lentamente, acariciándola con cariño. Le coge la mano con fuerza. Ella le corresponde. JUAN le empieza a acariciar el pelo con la otra mano. Se miran. JUAN empieza a besar con dulzura a ISABEL en diferentes partes de la cara: mejilla, nariz, frente.. Al principio ISABEL se resiste, pero acaba dejándose besar. ISABEL cierra los ojos de placer. ISABEL besa apasionadamente a JUAN. Suena un móvil. Siguen besándose. JUAN para de besar a ISABEL. Busca el móvil. No lo encuentra. Se excusa con gestos a ISABEL. Coge el móvil.
JUAN
(al teléfono)
¿Sí?
ISABEL suspira. Mete la mano en el bolso buscando la carta. JUAN cuelga el teléfono.
JUAN
No he llegado a tiempo.
ISABEL
(con frialdad)
Siempre igual. No puede ser.
JUAN dolido por el comentario de ISABEL baja la mirada. Suspira nervioso.
JUAN
(sin mirarla, fuera de control)
¿Por qué?
ISABEL empieza a llorar en silencio. Coge la carta con fuerza. Se la da rápidamente y se va corriendo.
JUAN
(gritando)
¡Vuelve!
ISABEL al oír el grito, se para, sin girarse. Llega un tren, e ISABEL se pierde entre la gente. JUAN se sienta decepcionado. Coge la carta. La va abrir cuando una mano se la quita. Es ISABEL. ISABEL coge la carta, la rompe y la tira a las vías del tren. JUAN sonríe, aliviado. ISABEL le mira a los ojos. Se besan. De repente ISABEL se aparta.
JUAN
(romántico)
Juntos para siempre.
ISABEL
(decepcionada)
Se fue.
JUAN no entiende. ISABEL vuelve a besarle. ISABEL se separa.
JUAN
¿El miedo?
ISABEL
La ilusión.
ISABEL abraza con cariño a JUAN. Se va. JUAN se queda quieto en el andén mirando las vías.
domingo, 25 de abril de 2010
viernes, 12 de marzo de 2010
Sed
Tengo tantas ganas de amar...ganas de amar. De dejar por un momento el mundo de las apariencias y amar sin necesidad de imaginarlo. Tenerte aquí, cerca, y saber qué se siente cuando puedo escuchar hasta el ruido que hace tu sangre al acariciar tus venas. Oírte respirar, empañando mi mirada con tu aliento. Saber qué se siente cuando empiece a descubrir tus defectos, y tu los míos. Sentir la decepción de no ser como me había imaginado. Saber qué se siente cuando la rutina se apodere de nuestras pasiones. Tener miedo, mucho miedo, a perderte. Sentir que me necesitas y yo a ti. Saber qué se siente cuando mi amor se convierta en el odio más repugnante al saber que es a otra a la que quieres. Tengo tantas ganas de amar. No tengo que perder la ilusión.
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PEQUEÑAS ENTELEQUIAS
lunes, 15 de febrero de 2010
Azul oscuro casi negro
Encerrarme en mí misma,
contener el aliento,
proteger
la diminuta llama de
vitalidad
que sobrevive a mi
oscuridad.
domingo, 7 de febrero de 2010
en construcción
Derribar,
acendrar
y vuelta a empezar.
Mirar a los ojos del depredador,
para aprender a correr
y evolucionar.
Y lo más importante,
darme el beso
para dejar de verme rana en
los espejos.
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