Nunca he sido buena construyendo castillos.
De pequeña, en la playa,los niños me marginaban lanzándome arena hasta que me enterraban.Y luego se reían dentro de sus fortalezas de rocas disgregadas. Yo lloraba por dentro, soñando con las dunas que podríamos haber construido juntos.
Un día, la soledad vino a visitarme y me susurró: construye tu propio castillo.
Le hice caso. Cargué kilos y kilos de arena a puñados, pero los granos se me escurrían entre los dedos.Niña manosagujeros me llamaban, y se reían.
Todavía hoy siento aquellos agujeros en mi mano, y todavía no soy buena construyendo castillos, y todavía me siento como si todo se me escurriera entre los dedos... quizá mi destino sea tener las manos vacías.
martes, 18 de septiembre de 2007
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6 comentarios:
El destino no está escrito... Alomejor eres tú la que estás construyendo tu "destino"...
idò que se posi guants! jejeje
No, no i no. Estic d'acord amb na Laura, el destí es construeix en el dia a dia... I només s'embruten de farina els qui fan el pa.
Y si alguna cosa no nos gusta... vamos a ver qué podemos hacer por cambiarla, no?
gracias por el optimismo, mua
Aix! M'ha fet molta de pena! Però, crec que ningú mai te ses mans buides, sempre hi ha alguna cosa per oferir, alguna cosa que guardam,... que tenim! ... o que a poc a poc anam construint! Encara que a vegades no ho vegem en noltros mateixos. Besades guapa!
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