jueves, 5 de julio de 2007

Yo me emociono, tu te emocionas, él /ella se emociona

Un día las emociones se venderán enfrascadas en unos botes cerrados herméticamente, cuyo precio oscilará en función de la emoción deseada. El mundo estará poblado por seres fríos e inexpresivos que serán capaces de pagar el precio más alto por unas gotitas de empatía, o por unas gotitas de optimismo. Las emociones más caras serán el placer, la esperanza, el amor, la calma y la alegría, ya que serán las más minoritarias. Los pobres sólo podrán comprar algo de ira, miedo, pesimismo, tristeza, rechazo; mientras que los ricos, a su vez, derrocharán litros y litros de deseo y pasiones.
Nada será natural, espontáneo. Todo estará predeterminado. No nos quedará nada incontrolable, y el ser humano se creerá amo de su propia felicidad.
Pero pronto habrá guerras de emociones, bombas sentimentales, muertos de amor, bancos de odio, targetas de miedo y préstamos de asco.
Quiero creer que todavía no ha llegado ese día, que todavía hay emociones en el ser humano, y en todos los seres humanos por igual. Quiero creer que todavía nos une algo. Y espero que nunca nadie, empiece a comercializar emociones porque es lo único que nos queda.

1 comentario:

Pau dijo...

És una sensació curiosa llegir el que t'han explicat amb anterioritat... Dins una caixeta jo hi guard la sorpresa i la capacitat de redescobrir el món... Besos!