¿Y si nunca lo consigo?¿Y si la suerte no está esperándome en ningún lugar?¿Y si un día un gran y monstruoso NO me atraviesa el corazón?¿Y si las ilusiones acaban por desvanecerse?¿Y si finalmente acabo por enterrar mis sueños? ¿Y si el final está más cerca de lo que quiero creer? ¿Y si nunca soy capaz de aceptar el fracaso?¿Y si el castillo es sólo de arena y acaba por desmoronarse delante de mis ojos?
Cada día es más duro luchar por algo que simplemente existe en tu cabeza.
Cada día es más difícil construir nuevas ilusiones.
Cada día duele más ir a contracorriente, llenándote la boca de piedras, y mantenerte en pie, mientras el miedo sigue su camino, y cada vez se hace más grande y destructor. Su misión, te susurra, su misión es helarte. Su misión, te grita, su misión es helarte las venas.
Por lo menos, siempre quedarán las canciones de Leonard Cohen y las películas de Jeunet.
martes, 31 de julio de 2007
lunes, 30 de julio de 2007
domingo, 29 de julio de 2007
Receta apta para extrapolar
Los ingredientes tienen que parecer recién cogidos del campo. Como si el propio campesino hubiese estado esperando el preciso momento de su maduración durante horas, y la propia hortaliza se deslizara hasta caer entre sus manos, deseando ser recolectada.
Una vez ya tenemos la materia prima, viene lo más difícil, transformar el regalo que nos ha ofrecido la naturaleza, sin perder su esencia, en una fiesta para nuestras papilas gustativas. Sólo un cocinero con aptitudes para la sensiblidad y la creatividad, será capaz de estimular la totalidad de nuestros sentidos: el olor, el tacto, el gusto, la vista, el oído...
Si ponemos amor en cada paso, resultarán platos exquisitos con cualidades para hacernos mejores personas.
Una vez ya tenemos la materia prima, viene lo más difícil, transformar el regalo que nos ha ofrecido la naturaleza, sin perder su esencia, en una fiesta para nuestras papilas gustativas. Sólo un cocinero con aptitudes para la sensiblidad y la creatividad, será capaz de estimular la totalidad de nuestros sentidos: el olor, el tacto, el gusto, la vista, el oído...
Si ponemos amor en cada paso, resultarán platos exquisitos con cualidades para hacernos mejores personas.
jueves, 5 de julio de 2007
Yo me emociono, tu te emocionas, él /ella se emociona
Un día las emociones se venderán enfrascadas en unos botes cerrados herméticamente, cuyo precio oscilará en función de la emoción deseada. El mundo estará poblado por seres fríos e inexpresivos que serán capaces de pagar el precio más alto por unas gotitas de empatía, o por unas gotitas de optimismo. Las emociones más caras serán el placer, la esperanza, el amor, la calma y la alegría, ya que serán las más minoritarias. Los pobres sólo podrán comprar algo de ira, miedo, pesimismo, tristeza, rechazo; mientras que los ricos, a su vez, derrocharán litros y litros de deseo y pasiones.
Nada será natural, espontáneo. Todo estará predeterminado. No nos quedará nada incontrolable, y el ser humano se creerá amo de su propia felicidad.
Pero pronto habrá guerras de emociones, bombas sentimentales, muertos de amor, bancos de odio, targetas de miedo y préstamos de asco.
Quiero creer que todavía no ha llegado ese día, que todavía hay emociones en el ser humano, y en todos los seres humanos por igual. Quiero creer que todavía nos une algo. Y espero que nunca nadie, empiece a comercializar emociones porque es lo único que nos queda.
Nada será natural, espontáneo. Todo estará predeterminado. No nos quedará nada incontrolable, y el ser humano se creerá amo de su propia felicidad.
Pero pronto habrá guerras de emociones, bombas sentimentales, muertos de amor, bancos de odio, targetas de miedo y préstamos de asco.
Quiero creer que todavía no ha llegado ese día, que todavía hay emociones en el ser humano, y en todos los seres humanos por igual. Quiero creer que todavía nos une algo. Y espero que nunca nadie, empiece a comercializar emociones porque es lo único que nos queda.
lunes, 2 de julio de 2007
No nos van a parar
Aunque últimamente parezca
que todos los sueños se acaben
Aunque digan que nunca fue nada
y que hoy no nos quiere ya nadie
Aunque vendan todo su amor
por una ridícula crítica pop
No tiene ni idea de cuantas palabras
sin doble sentido nos quedan
No nos van a parar
Son otros los que suben
y luego se caen
No nos van a parar
Preferimos soñar que triunfar
No nos van a parar
Cada vez somos más, más y más.
Escribir para no oír el silencio
Mejor así, odio las despedidas.
Además, así, puedo cerrar los ojos y creer que todavía estás ahí. Que en cualquier momento puedo ir a la casa de las paredes empapeladas, y encontrarte ahí, dispuesta a escuchar, como siempre. Puedo creer que un día, cuando nuestros horarios nos lo permitan, iremos a desayunar y mojaremos nuestros proyectos en el café con leche.
Siempre supe que encontrarías tu barca de metralla y te irías navegando por el asfalto, la gente te regalaría peces y tus cejas te servirían de paraguas.
Pero jamás me imaginé que sería tan pronto y que me sentiría tan sola. A pesar de que sé que no te has ido tan lejos, a pesar de que sé que nos visitarás a menudo. Necesito tener la tonta sensación de que estás ahí.
Fuiste la primera persona que conocí en la ciudad de los encuentros fugaces. Me enseñaste a volar entra tus versos y a reirme de nuestros neuroticismos.
Hoy, voy con tu bufanda larga alrededor del cuello, y te busco en cada pez que se me cruza por el camino, y llevo un bloc en el bolsillo para escribir y escribir, escribir como rebeldía, para decir el grito, para curar en la carne abierta, para ejercer lo inútil, por no llorar tan dentro, tan a escondidas. Escribir para que el agua envenenada, pueda beberse.
Además, así, puedo cerrar los ojos y creer que todavía estás ahí. Que en cualquier momento puedo ir a la casa de las paredes empapeladas, y encontrarte ahí, dispuesta a escuchar, como siempre. Puedo creer que un día, cuando nuestros horarios nos lo permitan, iremos a desayunar y mojaremos nuestros proyectos en el café con leche.
Siempre supe que encontrarías tu barca de metralla y te irías navegando por el asfalto, la gente te regalaría peces y tus cejas te servirían de paraguas.
Pero jamás me imaginé que sería tan pronto y que me sentiría tan sola. A pesar de que sé que no te has ido tan lejos, a pesar de que sé que nos visitarás a menudo. Necesito tener la tonta sensación de que estás ahí.
Fuiste la primera persona que conocí en la ciudad de los encuentros fugaces. Me enseñaste a volar entra tus versos y a reirme de nuestros neuroticismos.
Hoy, voy con tu bufanda larga alrededor del cuello, y te busco en cada pez que se me cruza por el camino, y llevo un bloc en el bolsillo para escribir y escribir, escribir como rebeldía, para decir el grito, para curar en la carne abierta, para ejercer lo inútil, por no llorar tan dentro, tan a escondidas. Escribir para que el agua envenenada, pueda beberse.
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