Somos blandos.
Somos vulnerables.
Y de saltar tanto de neurona en neurona,
nos olvidamos que nuestro cuerpo es de cristal.
Y de vivir la vida de los demás,
nos olvidamos que somos un solo compartimento.
De repente,
un tropiezo,
un estornudo,
un corte,
y la trascendencia,
se va a la mierda.
miércoles, 3 de octubre de 2007
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2 comentarios:
Pues sí, hace falta muy poco para que perdamos el equilibrio y...
Crec que està molt bé de tant en tant deixar la trascendència a un costat.
:-)
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